Anatomía del Lince
Características físicas de los linces
El lince es un animal que se reconoce fácilmente gracias a los mechones de pelo oscuro que sobresalen de la punta de sus orejas. Esta característica externa de su anatomía lo hace diferenciarse de los demás felinos, ya que algunos de éstos pueden confundirse entre sí ya sea por el patrón de coloración de su pelaje o tamaño. Por ejemplo, algunas personas confunden al leopardo con el jaguar y hasta con el guepardo, ya que los tres poseen manchas oscuras sobre un fondo claro.
Pero existe un animal que alguna vez fue considerado un miembro del género Lynx: el caracal, un felino que habita en África y que hoy es una especie separada. No obstante, muestra los mechones largos en la punta de sus orejas. Para diferenciar a cualquier lince de otros animales, debes saber lo que a continuación se expone.
Los linces son felinos ligeramente robustos y de tamaño mediano, con una longitud y altura que varía en función de la especie de la que se trata. El lince rojo (Lynx rufus) y el lince canadiense (Lynx canadensis) son las especies más pequeñas de las 4, mientras que el lince euroasiático (Lynx lynx) es el más grande de todos. Llama la atención que los individuos del Nuevo Mundo son más pequeños que los del Viejo Mundo, en vista de que el lince ibérico (Lynx pardinus) también sobrepasa el tamaño de sus parientes americanos. El peso oscila entre los 7.3 y los 38 kilogramos, pero se ha reportado un peso de hasta 45 kilos. En cualquier caso, suelen ser felinos de menos de 50 kilogramos.
La cabeza es pequeña, con mandíbulas fuertes y un hocico corto. Las orejas triangulares dotan a los linces de un agudo sentido del oído, y los ojos de una visión binocular altamente sensible. Si has escuchado alguna frase con las palabras “ojos de lince” al hacer referencia a una increíble vista, es cierto. Un pequeño ratón puede ser detectado por un lince a una distancia de 75 metros, aunque prefieren presas un poquito más sustanciosas.
Las extremidades son largas, pero las traseras lo son más que las delanteras. Las patas son bastante anchas y están “acolchadas” para permitirles un paso sigiloso y adecuado para las andaduras entre la nieve. La cola es particularmente corta, de apariencia gruesa y su punta está decorada con pelo negro.
El pelaje es un rasgo importante para la vida de los linces. Como viven en el hemisferio norte, a menudo tienen que hacer frente a la nieve y las temperaturas bajas. Mientras más al norte se encuentran, más denso es su pelaje, así como durante el invierno para mantener caliente el cuerpo. Normalmente, el rostro de los linces está delimitado por pelaje espeso parecido a una gorguera que puede llegar hasta el cuello o semejar una barba humana dividida en dos partes.
El color del pelaje que cubre todo el cuerpo es variable. Por lo general exhibe una tonalidad marrón, rojiza o grisácea que hacia el cuello, la barbilla y la región inferior del cuerpo se torna blanca. Aunque el color no suele interrumpirse por manchas notoriamente oscuras, el lince ibérico sí posee un patrón de manchas curvas más alargadas en el dorso. Los linces de climas más fríos normalmente poseen un pelaje más claro.
Ninguno de estos felinos está capacitado para rugir debido a que carecen de la disposición anatómica de los huesos en la garganta. Las vibrisas o bigotes que están en el área del hocico funcionan como sensores de lo que sucede en el entorno y permiten a los linces orientarse y seguir su camino durante la noche, cuando la luz es escasa.